Por José Antonio Benito

Jose Antonio Benito
Viajar en combi por la Lima de los 8 millones de habitantes es toda una aventura sorprendente. Un día cualquiera de julio del presente año, subí a este obús rodante desde una clínica donde me estaban haciendo unos análisis hasta mi Universidad en el cono Norte. Me correspondió el asiento delantero junto al chofer. Como de costumbre, amablemente le pedí si podía bajar un poquito el volumen de la radio pues quería leer. Ante su mirada de sorpresa, le sonrío y me reafirmo en el gesto solícito de silencio. Accede y le doy las gracias. Me encontraba leyendo un librito criticando la obra “El Código Da Vinci” (libro y película). Mi amigo chofer miraba de reojo y me dice:
-Maestro, yo leo la Biblia todos los días.
. Genial, ahí está la fuente; la Palabra de Dios es el alimento decisivo, ¡felicitaciones!
-Pero soy un “pirata”
. ¿Cómo?
-Que no termino de ser bueno del todo. Bueno, yo soy buena gente, cuando conduzco me paro donde me lo piden aunque no sea paradero fijo…
-Pero eso está prohibido…
.Pero, jefe, ellos me dicen “no sea malito, aquisito no más” la parada está lejo…
. Pero eso es un caos.
-Sí, pero me lo piden…Pero maestro, el mundo está mal…
. Pero hay mucha gente de bien, en su trabajo, …
. Yo me arrodillo cada noche y doy gracias a Dios (él mira de reojo el libro y ve un epígrafe sobre María Magdalena)
. Maestro, ¿no le parece que Magdalena se pudo enamorar de Cristo?
. Por supuesto, pero de manera muy distinta a la que alude el Código Da Vinci..
. ¿Y por qué no?
. Mira, me basta con lo que me dice el Evangelio. María Magdalena se apasionó por Cristo porque quizá fue el único hombre que la miró limpiamente, valorándola como era, fijándose en su dignidad de mujer, y la amó ayudándola a crecer, a ver sus pecados –ciertamente- pero, sobre todo, la gran oportunidad de vida de gracia que Dios Hombre le ofrecía.
. ¿Y por qué a los curas no les dejan casarse?
– Ellos eligen ser célibes por ser como Cristo, por vivir un amor en exclusiva a Dios y al prójimo.
. Ah, ya…
. El amor que tú vives en la familia, con tu esposa y tus hijos ellos lo viven con su gran familia parroquial, religiosa…
La combi seguía su marcha serpeante por las tortuosas y tumultuosas calles de Lima. A pesar de las múltiples paradas para recoger y dejar pasajeros, a pesar de los ruidos más dispares, la conversación se iba animando y se sentía al Señor en medio de la turbamulta. De repente, me doy cuenta de que estoy llegando a mi destino y me dispongo a pagar mi billete:
.No, amigo, cortesía de la casa. Yo estoy muy agradecido por haberme hablado tan bonito…
Y no hubo manera. Yo bajé tan contento a mis clases meditando cuán cierto es el texto del Evangelio: “Recibiréis el ciento por uno –hasta el viaje gratis en el BUS- y después la vida eterna”